No hay nada que celebrar

Isa Calderón
5 min readMar 9, 2021

Una de las cosas que me sorprendieron en mi primer año en Colombia fue vivir las atenciones y mensajes recibidos en el Día de la mujer, me sorprendió ver que era todo un acontecimiento, parecía un 14 de febrero con la cantidad de mujeres que se veían con flores, chocolates y demás. Llegué a pensar que Colombia había trascendido y era el país que más cuidaba y quería a las mujeres.

Eventualmente empecé a sentir rechazo por la excesiva celebración, no por los regalos o los mensajes, sino por la hipocresía, es como el esposo que monta cachos, y cuando lo botan de la casa aparece con flores y unos mariachis cantando “Yo sigo siendo el rey”.

Pankhurst being arrested in May 1914.

Hace un par de meses leí el discurso de Emmeline Pankhurst, una de las sufragistas que impulsó el derecho al voto, es catalogado como uno de los grandes discursos del siglo 20. Ella estaba en Connecticut, fue invitada por las sufragistas Estadounidenses a dar un discurso, Emmeline comienza diciendo: “vengo como un soldado que dejó el campo de batalla para explicarles cómo es la guerra que libramos las mujeres”.

Los políticos de 1910 decían que las mujeres no tenían que saber de política, por tanto la ley no las reconocía como ciudadanos para votar pero sí para cobrarles impuestos, la mujer no tenía voz en el ámbito político ni intelectual, así que se podrán imaginar lo difícil que era proponer un cambio de ley, por tanto se vieron forzadas a tomar medidas revolucionarias y militantes, en sus protestas rompieron vidrios, quemaron letreros, hicieron huelgas de hambre, nada que no hubiera hecho ningún otro movimiento revolucionario de la época.

La prensa, escrita por hombres, se escandalizó por un par de vidrios rotos, las llamó terroristas, sin embargo llamó revolucionarios a los Bolcheviques. Las formas violentas de operar, solo son permitidas a los hombres. Las llaman terroristas, a pesar de que el estado fue quien las torturó introduciendo un tubo por la boca para obligarlas a comer cuando estaban en huelga de hambre.

Leer el proceso de Emmeline y las sufragistas, me hizo pensar, que algunas cosas no han cambiado, la representación femenina en la política sigue siendo escasa, seguimos sin tener voz en el congreso, ni representantes en el gobierno, por tanto para conseguir que el estado preste atención a nuestros requerimientos, debemos hacer bastante ruido, y cuando lo hacemos seguimos siendo tildadas de locas, brujas, histéricas, y mal cogidas

Esté año las Argentinas lograron el aborto gratuito y seguro, tenian años luchando, exigiendo, marchando y sus manifestaciones aparecian en las noticias del mundo, el movimiento Argentino tampoco escapo de los adjetivos descalificativos, me he cansado de escuchar a mis amigos (hombres y mujeres) que estan en Argentina o Chile decir, ¡noo aqui las mujeres están locas, son unas feminazis!. Otros dicen apoyar a las mujeres pero no al feminismo, porque esas son unas locas que andan haciendo bailecitos en las plazas diciendo “el violador eres tú”, o quitandose el brasier en las marchas, !que ridículo¡, además ni buenas están. Pero por ridículo que suene, solo falta que las mujeres se saquen el brasier para que la noticia sea lo suficientemente escandalosa como para recorrer el mundo entero. Si no me creen recuerden a la cantante Chilena Mon Laferte que apareció con el torso desnudo, en la gala de unos premios, para protestar por la violencia policial. Es una doble moral criminal, que no se indignan ante las agresiones sexuales ejercidas por los cuerpos policiales de las protestantes detenidas, pero sí por las tetas de mon Laferte, al final, si un torso desnudo hace que los cerdos políticos volteen a ver, el fin justifica los medios.

Manifestantes a favor del aborto en Argentina.

A pesar del logro de las argentinas, el 2020 no fue particularmente bueno para las mujeres, gracias a la pandemia la violencia familiar aumentó considerablemente, y repito una frase que leí, la verdadera pandemia es la violencia.

La violencia intrafamiliar en Europa aumentó un 60% según las estadísticas de la OMS. En chile las llamadas en la línea de atención a la víctima aumentó un 500% y en México 163 mujeres fueron asesinadas en cuarentena. En Bogotá todos los delitos disminuyeron, menos la violencia contra la mujer, donde las llamadas aumentaron un 225%.

No hay nada que celebrar, porque los problemas de fondo no han cambiado. Porque el machismo sigue siendo muy fuerte y se esconde detrás de mensajes como:

Felicidades a la mujer abnegada, tierna, sensible, prudente, respetuosa, que obedece.

Estos fueron los adjetivos más comunes que leí. ¿Saben porque estos adjetivos?, porque la mujer calladita y obediente se ve más bonita, no incomoda, si se alborota mucho, hay que corregirla.

Hace algún tiempo publiqué en mis redes un video que se hizo viral, era una pareja, donde el esposo le exige a la mujer que se tape, la regaña porque en el live de instagram estaba mal sentada y mostraba la rodilla, ella pedía disculpas y toda la discusión giraba en torno a ¿porque pedía disculpas por mostrar su cuerpo?. Un amigo me escribió en privado ¿Usted qué hace criticando? es problema de ella.

Pero no es problema de ella, es de todas, porque históricamente las mujeres estamos tan acostumbradas a la violencia, que se nos hace muy difícil darnos cuenta que estamos siendo maltratadas, porque hay muchos tipos de violencia, que están normalizados y justificadas por la sociedad, como:

  1. Permitimos que nos juzguen por vestir o actuar de cierta manera.

2. Aceptamos las burlas que no hacen nuestra pareja y dañan el autoestima.

3. Nos prohíben estudiar o seguir escalando profesionalmente porque la mujer es para que atienda a su esposo y sus hijos.

4. Dejamos que señalen nuestro físico simplemente por no cumplir con los estándares de belleza impuestos.

5.Justificamos que si una mujer es violada, es culpa de ella por estar en la calle o por vestir de forma sensual.

La lista puede ser más larga, no queda más que identificar y señalar los micromachismos, las relaciones tóxicas, la poca autoestima, que alaba a la mujer sumisa y obediente, que permite la violencia a pesar de los años. Por qué las mujeres maltratadas, no están solas, están en su casa, con sus esposos, con sus padres y hermanos, en lo que debería ser su lugar seguro y sin poder salir.

Hace más de 100 años que se logró el derecho al voto, sin embargo los problemas son los mismos. Los políticos de 1910 concedieron el voto, no por caballeros progresistas que creyeron en la igualdad, lo hicieron porque se vieron arrinconados en el dilema “Either women are to be killed, or women are to have to vote”.

Por ello el 8 de Marzo no podemos olvidar que el dilema continúa siendo Muerte o libertad.

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