Rory Gilmore y la crisis de los 30

Isa Calderón
3 min readJan 13, 2021

Cuando empecé a ver la serie The Gilmore Girls el personaje de Rory me atrapó, era una chica inteligente, linda, quería ir a Harvard, ser periodista y recorrer el mundo. Cuando terminó la serie todo estaba resuelto, se había graduado, consiguió un trabajo como reportera y todos los personajes parecían tener un futuro prometedor. Luego Netflix sacó una secuela donde Rory tiene 30/32 años, una miniserie de cuatro capítulos, así que super emocionada de una me la ví, quería ver los éxitos de Rory, pero para mi sorpresa la muestran fracasada, regresando a la casa de su madre, sin trabajo, sin casa y totalmente perdida. Me molesté muchísimo por verla así, cómo era posible que una chica tan brillante hubiera tenido un final tan patético.

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Lo cierto es que me hubiera gustado ver Rory triunfando, porque quería que me diera ánimos, saber que al menos a ella le estaba yendo bien, porque al igual que Rory yo tambien estaba perdida, al no saber qué hacer con mi carrera profesional, al verme cometiendo los mismos errores en el amor, estando en un trabajo con el cual no me sentía feliz y después de haber sufrido la pérdida más grande de mi vida, que fue perder a mi madre.

Por esos días giré a ver a mis amigos a ver como estaban, pero no fue esperanzador, lo cierto es que todos estábamos en la inmunda pasando más o menos por lo mismo, con el agua hasta el cuello y encerrados por una pandemia, por eso la llamé la crisis de los 30.

La crisis de los 30 es como una bofetada que te despierta y abruptamente caes en cuenta que el tiempo pasa y pasa rápido, es como si de pronto el control de la pelicula click te hubiera lanzado de los 24 a los 30, y estas en los 30 con un perro/gato regando las matas preguntándote ¿Qué rayos pasó? , ¿Dónde están todos?, ¿Qué hago en este trabajo?, ¿Por qué este fulan@ es mi pareja?, ¿Por qué estoy gordo y desde cuando tengo canas? e incluso algunos se preguntaban ¿Por qué ese niño me llama papá/mamá?.

Yo estaba en ese momento cuando comencé a escribir este artículo, aún tenía 29 pero no quería terminarlo con esa energía melancólica y pesimista en la que me encontraba, quería darles un mensaje optimista sin embargo aún me queda mucho por trabajar y es que los 30 tiene un trabajo interno arduo. Rory empieza a escribir sobre ella, haciendo una introspección de su pasado, de la misma manera, sin darme cuento empecé a hacer lo mismo, me detuve a observar, escuchar y perdonarme por los errores cometidos, abrazar mis defectos y decirme que todo iba a estar bien porque esta vez (en mi caso) mi mamá no estaba para decirmelo.

Tuve que soltar todo aquello que no me estaba haciendo bien, soltar expectativas socialmente impuestas y asociadas a los 30 que definen el “éxito” según la sociedad, así que tocó replantear una nueva ruta con nuevas metas, además de aprender a desprenderse del resultado y simplemente fluir con lo que la vida nos vaya presentando.

Encontrarse de repente en la madurez es difícil pero también debemos darnos cuenta de todo lo que hemos crecido, agradecer por esta etapa de nuestra vida, aún jóvenes, más independientes y menos tontos (quiero pensar que menos tontos). Entendiendo que hay que ir a terapia para resolver todos los bugs ( así se llaman a los errores).

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Así que sin más que decir saquemos las brújulas y emprendamos el viaje en esta nueva etapa, espero que Atenea nos acompañe y que Poseidon no arremeta tan fuerte, felices 30 queridos amigos.

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